Entrevista a María Parra en el periódico La Razón, por Marina Cartagena.
Las raíces culturales le vienen casi desde la cuna. Su padre era pintor y le trasladó la avidez por todo tipo de artes. Ya muy pequeña sentía sensibilidad por la danza y por la música, y así lo confirmó el piano que su abuela tenía como reliquia encerrada en una habitación. Fue cuando le dejaron probarlo y la escucharon cuando confirmaron que María Parra contaba con un potencial de talento que pulir.
Muy joven comenzó en el conservatorio y combinaba la danza con el piano, además de los estudios corrientes en el colegio. «Llegó un punto que tuve que decantarme por una disciplina, y concluí que la música podría acompañarme toda la vida mientras que la danza tendría un fin, muy a mi pesar, el cuerpo lo exige». Nunca dudó de su camino, desde muy pequeña lo detectó como algo inherente y los sacrificios que ha exigido su carrera musical nunca le supusieron un agravio. No obstante, reconoce que «también hubo una parte de cierta tristeza, cuando ves que te vas quedando sola; es una elección personal, pero tomas conciencia de que es un camino muy solitario. De hecho, el piano se presta a ser un instrumento muy autónomo», reflexiona.
María Parra ha ido evolucionando tanto personal como profesionalmente, porque este tipo de profesiones difícilmente se pueden separar del sentido emocional. Se especializó en lo que entendemos como música clásica, pero con el tiempo descubrió que también había espacio para el pop, el rock y otros estilos del piano. En este contexto, en paralelo a la música clásica, estudió música moderna. Tuvo matrícula de honor en España, se perfeccionó en el Impresionismo en París junto con estudios de jazz e hizo un máster de Música Española en Barcelona junto a Alicia de Larrocha, una referente en el mundo del piano. Y como ocurre en estos campos del arte, la profesión se convierte, en cierto modo, en una terapia y en un altavoz emocional que refleja todas las montañas rusas que se atraviesan en el camino: «Muchos momentos de dudas y de incertidumbre. Sin embargo, siempre he conseguido seguir mi intuición, que fue y es la de no dejar jamás la música, mi profesión y mi salvación», explica la pianista.
Primer vínculo con Madrid
En 2014 presentó en la capital su primer disco, concretamente en La Quinta de Mahler, ubicada en la calle Amnistía y cuya propiedad pertenecía a Juan Lucas, hoy director de la revista Scherzo. «La Quinta de Mahler era una especie de lugar catapulta de todos los intérpretes nacionales. También un lugar de intercambio de música clásica en Madrid al tiempo que tienda de discos especializada».
En 2016, María Parra se instaló de manera definitiva en Madrid y confiesa a LA RAZÓN haberse sentido «muy acogida y abrazada por la ciudad». La respuesta a su disco, así como los premios que recibió, la animaron a emprender un nuevo camino. En su opinión, «después de haber vivido en numerosos lugares, en España hay muchísimo talento, a raudales, y nada que envidiar a los de otros países. Equívocamente, hay un imaginario colectivo de que la buena música solo está en el centro de Europa y no es así».
En este sentido, destaca que «en España hay grandes perfiles, lo que pasa que es un país que desde la cuna no se da tanto impulso cultural». De hecho, María Parra ejemplifica que, en Suiza, la música está presente en la Constitución como un derecho. «La música es un derecho fundamental para todos los ciudadanos, para su desarrollo espiritual como personas». Así lo entiende María Parra, y lamenta que «todo lo que tenga que ver con las artes plásticas, musicales, filosóficas… y todo aquello que haga sentir, está desapareciendo». En sus palabras, «estamos muy inmersos en la búsqueda de rentabilizar el trabajo y reportar ganancias, que está muy bien y es una parte muy importante del desarrollo humano, pero si quitamos el sentimiento, la sensibilidad y un remanso íntimo de paz, como la música, la lectura o la naturaleza… nos volveríamos completamente locos».
Por ello, festivales como Piano City y otras propuestas gratuitas por las que apuestan las instituciones son tan cruciales. Igualmente, la pianista diferencia la concentración con predisposición: «Todo el mundo que quiera, desde su lugar, puede optar cómo repartir las competencias de lo que la ciudadanía necesita. Es una sensibilidad de los políticos». En base a su experiencia, «Madrid despierta una inquietud por hacer cosas, para mí fue una cuestión de replantearme dónde puedo trabajar más y mejor».
María Parra estrena disco: «Intuition», que define perfectamente la trayectoria de la artista y que condensa en 12 temas un viaje de jazz, pop y elementos clásicos. Se trata de un formato «trío» con diferentes influencias y fusiones. Y en Piano City podrá conocerse.
►Piano City es una cita obligatoria para los amantes de la música. Un festival único que acoge la ciudad con el fin de convertirse en un gran escenario que recoge numerosos estilos y culturas musicales tocados con el piano. Ya arranca la tercera edición con más de 50 conciertos gratuitos que estarán distribuidos por Madrid entre los días 7, 8 y 9 de junio.
Los estilos abarcan desde la música clásica hasta el jazz o la electrónica, pues está hecho para todos los públicos. En la web oficial se puede encontrar toda la programación, que se localizará en espacios como CentroCentro, Serrería Belga, UMusic Hotel y muchos más. Por su parte, la pianista María Parra será la madrina del evento.
Foto: © Jesús G. Feria